Descubrir los perfumes revela otra faceta de los rituales refinados que Plisson ha ayudado a cultivar durante mucho tiempo en los hombres seguros de sí mismos, una extensión natural de un legado profundamente arraigado en el arte del cuidado personal.
Estos rituales fueron personificados por el cliente más ilustre de Plisson, Napoleón, conocido por su enfoque sofisticado y, para la época, sin precedentes del cuidado personal.
Famoso por su generoso uso de fragancias, comenzaba cada día con el ritual aromático del afeitado: su jabón de afeitar Plisson marcaba el primer gesto olfativo de la mañana, cuyo aroma permanecía en su piel.
Siempre fiel a sus hábitos, Napoleón llevaba consigo sus frascos de perfume favoritos a todas partes, incluso en campaña, junto con las herramientas de cuidado personal hechas a medida por Plisson exclusivamente para él.
En este espíritu, los perfumes actuales están concebidos como compañeros modernos: esenciales diarios impregnados de historia, presencia e intención.