En Plisson, la mano siempre ha guiado la forma. Durante los últimos 200 años, los maestros artesanos de la Maison han practicado el delicado arte del guilloché, grabando patrones finos y rítmicos en el material a través de gestos perfeccionados por años.
Este savoir-faire, hoy en día realizado en los mangos de cepillos y afeitadoras del taller de la Maison, habla de la paciencia, de la precisión y de la silenciosa excelencia de las herramientas, y es este legado duradero el que inspira el diseño de la primera colección de fragancias Plisson, una interpretación contemporánea de los códigos que definen la marca.
La botella de vidrio, cuadrada y pesada, se erige con seguridad, anclada, atemporal, pero su superficie cuenta una historia de ligereza y precisión: un compacto motivo de plumas, grabado en el cristal y reflejado en la tapa de metal dorado satinado, aporta suavidad a sus líneas, un sentido de movimiento dentro de la estructura, directamente inspirado en el savoir-faire guilloché de Plisson.
En el cartón en relieve, otro motivo similar a una pluma se revela. Esta doble lectura -fuerza y ligereza, poder y matiz - hace eco del espíritu del águila, el emblema de la Maison, magníficamente presente en la pesada tapa y en el envase.
Símbolo extraído de la historia y del legado imperial, y entre sus poderosas alas, la pluma aparece no como ornamento, sino como rastro-de gesto, de tradición, de estilo. Cada detalle del diseño de la fragancia extiende un linaje de artesanía al presente, contemporáneo, relevante e innovador, donde el patrimonio no solo se conserva, sino que también se reimagina.
Diseñado, fabricado y ensamblado en Francia.